La dimensión estética empieza a definirlo todo.
En la era del hiperespectáculo se abren escenarios inéditos,
imprevistos, y fuera de control. Surgen nuevas representaciones
autónomas comunicadas y solidarias. Se necesitan ideas claras y están en
algún lugar. Ideas rotundas con capacidad para transformarlo todo.
Las redes interactivas, de repente, dejan de ser virtuales y se
transforman en algo real, poderoso. Un fluido encapsulado que se mueve
toma la forma del recipiente que lo contiene. Está ahí, pero solo
alcanza su destino cuando una fuerza lo libera y lo define. Un impulso
rebelde, valiente e inaplazable provoca el cambio. Es una acción lúdica y
funcional a la vez.
Nada es más inquietante que asistir, con impotencia, al movimiento de
la hierba bajo los pies. Los que prefieren la injusticia al desorden no
soportan la pulsión por avanzar de quienes no expresan otro destino que
medir las propias fuerzas, desordenadas, convulsas, revueltas.
El riesgo es el mensaje.
Eugenio Ampudia, galería Max Estrella, Madrid, hasta el 5 de noviembre.
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