Pasado un tiempo, podemos apreciar con exactitud el vacío que deja Julián Rodríguez en las letras extremeñas, por llamarlo así, como creador y director de la editorial Periférica, como creador de dos galerías de arte en Cáceres y Madrid, como curador de exposiciones (la última en el MEIAC sobre la obra experimental de José Antonio Cáceres, reseñada en este blog), como gestor de tantos proyectos de diseño de libros y catálogos para, por ejemplo, la Editora Regional de Extremadura o la Fundación Helga de Alvear, sin olvidar su propia obra literaria integrada por varias novelas además de un libro de poesía y/o su blog en Facebook, en sí mismo un diario literario.
Muchas voces ya han descrito la importancia de su trabajo y su dedicación exclusiva al impulso de proyectos literarios y artísticos en pro del progreso cultural de esta región. Lo que desde aquí con toda humildad suscribo y expreso con ello mi gratitud hacia quien generosamente me llamó para alguna lectura poética en la Facultad de Letras y la presentación de mi libro objeto Improvisación 31 en la primera galería de arte que abrió en Cáceres.
Mi silencio es mi forma de resistencia. Y mi manera de dar las gracias. Será difícil no acordarse en los años venideros de cuánto debemos a personas tan valiosas.
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