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viernes, 28 de octubre de 2016

arte sonoro

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La entrada del así llamado "arte sonoro" en los museos ha supuesto la entrada de una novedad en espacios que se habían mantenido más o menos inalterados -en términos visuales- hasta casi los años 60 del pasado siglo. Y, al igual que en el caso de la musealización del videoarte, también el sonido y su exposición han presentado verdaderos retos para los espacios del arte, que han debido plantearse cómo "afinar" (parafraseando el célebre "The Tuning of the World" de R. Murray Schafer) sus espacios de colección y exposición. Porque cuando aquello a exponer es el sonido como tal (y no simplemente la instalación con sonido, la música interpretada o la música experimental), tanto la determinación y elección de las obras como el tratamiento de los espacios donde tienen lugar las prácticas sonoras deben fundamentarse en un concepto del sonido distinto al definido por la ciencia acústica o por la musicología. En las tres últimas décadas, el sonido presentado, usado, evocado o articulado en el medio artístico ha confluido en el aglutinante anglosajón "Sound Art" (y también en el alemán "Klangkunst", con un significado algo distinto), y el así llamado "arte sonoro" ha ido consolidándose casi como una nueva categoría artística, gracias a exposiciones monográficas en museos y galerías, a la aparición de bibliografía especializada, el desarrollo de estudios específicos en el ámbito académico y la aparición de nuevas disciplinas relacionadas con el arte sonoro, como los llamados Sound Studies, la réplica sonora a los relativamente recientes Visual Studies. En proporción, la atención que se le ha prestado al arte sonoro en España y en todo el mundo, tanto desde el punto de vista del coleccionismo como desde el de las exposiciones, es aún escasa. A pesar de que acontecimientos centrales (e históricos) para el arte sonoro en nuestro país como Los Encuentros de Pamplona de 1972, de algunas exposiciones recientes o de fenómenos como el pionero programa de radio Ars Sonora, dirigido hasta 2008 por José Iges o publicaciones como MASE (en sus ediciones de 2006 y 2014) o La mosca tras la oreja, de Llorenç Barber, testimonian el interés por el sonido en el arte, es obvio que la plástica e incluso el arte conceptual y el videoarte han ganado más rápida y fácilmente el favor de las instituciones. "Exhibir" el sonido La exposición Arte sonoro en España (1961-2016) pretende mostrar los orígenes, la diversidad de trayectorias y la vitalidad del arte sonoro realizado en nuestro país desde 1961 hasta nuestros días. Mediante una amplia variedad de obras y un extenso material documental, la exposición quiere hacer visible (y sobre todo audible) el sonido organizado con criterios artísticos en nuestro país, incluso en unos tiempos (las décadas de los 60 y los 70) en los que el propio término "arte sonoro" no había sido aún enunciado como tal. Durante 2016, Arte sonoro en España (1961-2016), que cuenta con José Iges y José Luis Maire como comisarios invitados, presentará, en su paso por los dos museos de la Fundación Juan March y en su versión -ampliada- en los espacios de la Fundación en Madrid el próximo mes de octubre, más de una veintena de instalaciones sonoras, esculturas, vídeo-instalaciones y obras de encargo (de Xabier Erkizia y Juanjo Palacios, quienes realizarán sendas "fonografías" en Palma y Cuenca, respectivamente), junto a una cuidada selección documental que incluirá objetos, ediciones, vinilos, casetes y una variada documentación impresa y fotográfica. Los espacios de la muestra: Palma, Cuenca, Madrid Arte sonoro en España (1961-2016) tiene una peculiaridad: el hecho de que las obras sonoras, piezas, instalaciones y documentación audiovisual e impresa que la componen no se presentarán en espacios expositivos aislados, como los habitualmente dedicados a muestras temporales, sino que se insertarán primero en los espacios de los museos de Palma y Cuenca ocupados habitualmente por la presentación de las obras de la colección de arte contemporáneo de la Fundación Juan March, con las que convivirán temporalmente. La exposición quiere mostrar así la práctica artística sonora de autores que fueron estrictamente contemporáneos a los artistas representados en ambas colecciones, así como la obra sonora, poco conocida, de alguno de estos últimos, y también la de creadores de las generaciones más recientes.


miércoles, 5 de octubre de 2016

Ulises Carrión en el Reina Sofía

Ulises Carrión (1941, San Andrés Tuxtla, México - 1989, Ámsterdam, Holanda), figura clave del arte conceptual mexicano, fue artista, editor, comisario de exposiciones y teórico de la vanguardia artística internacional posterior a la década de los años sesenta del siglo xx.
Su atención e interés por las nuevas formas del arte y las tendencias innovadoras le impulsaron a participar activamente en la mayor parte de los campos artísticos de su tiempo. Fue cofundador del espacio gestionado por artistas independientes In-Out Center en Ámsterdam, y fundador de la mítica librería-galería Other Books And So (1975-1979), la primera de su género dedicada a publicaciones de artistas, que en 1980 se transformó en el archivo Other Books And So. El nombre “Other Books” indica la finalidad de esta librería-galería: la presentación, producción y distribución de publicaciones que ya no eran textos literarios o relacionados con el arte, sino libros que eran arte o, tal como los denominaba Ulises Carrión, “nolibros, antilibros, pseudolibros, cuasilibros, libros concretos, libros visuales, libros conceptuales, libros estructurales, libros proyecto, libros declaración, libros instrucción” (folleto, 1975). La segunda parte del nombre, “and So”, alude a todo tipo de publicaciones, como revistas, periódicos, discos, postales, carteles, partituras, publicaciones múltiples, etc.
Junto con sus actividades artísticas, Ulises Carrión desarrolló una amplia labor teórica en la que destaca su manifiesto El arte nuevo de hacer libros (1975) que, aun siendo concebido con el objetivo de abrir nuevas vías para los escritores tradicionales, ejerció gran influencia en muchos jóvenes artistas visuales. Resulta curioso observar que las teorías de Ulises Carrión son casi literalmente precursoras de otras teorías del arte más recientes en el mundo digital del siglo xxi. Podríamos citar, por ejemplo, su concepción del plagio como el “punto de partida de la actividad creativa”. En una especie de panfleto declaró: “¿Por qué plagios? Porque - Hay demasiados libros - Se tarda mucho en leer o escribir un libro - El arte no es propiedad privada - Denotan el amor que se profesa al autor - Ofrecen una segunda oportunidad de leer un libro - Hacen innecesaria la lectura - No se prestan a interpretaciones psicológicas - No tienen fines utilitarios - Carecen de valor comercial - Son sencillos y absolutos - Son bonitos” (Fandangos, nº 1, Maastricht, diciembre de 1973).
También encontramos las claves de su obra en trabajos como el libro de artista Tras la poesía (1973), la película The Death of the Art Dealer (1982) o el vídeo TV-Tonight (1987). De su participación en la red de arte correo durante su período más creativo surgieron, entre otros frutos, la revista Ephemera (1977-1978), dedicada a la recepción diaria de las obras que circulaban a través de esa red. Para Ulises Carrión, el arte postal era una suerte de estrategia de guerrilla. Con independencia de que se use el sistema de correos como soporte —igual que se usa el lienzo, el papel o la madera— o como medio de distribución, tanto “arte” como “correo” confluyen para controlar la producción y la distribución de arte (El Arte Correo y el Gran Monstruo, 1977).
Esta retrospectiva, centrada en el enfoque personal y pionero de Ulises Carrión, tiene como objetivo ilustrar todos los aspectos de su obra artística e intelectual: desde su trayectoria inicial como joven escritor de éxito en México, sus años de universidad como alumno de posgrado en Francia, Alemania e Inglaterra durante los que estudió lenguaje y lingüística; hasta sus numerosas actividades desarrolladas en Ámsterdam, donde Carrión se estableció definitivamente en 1972 hasta su prematura muerte a los 49 años de edad.
Se exponen alrededor de 350 piezas, entre las que se incluyen libros, revistas, vídeos, obras sonoras, arte correo, proyectos públicos y performances, así como sus iniciativas como comisario, editor, distribuidor, conferenciante, archivero, teórico del arte y escritor. Un gran corpus de obras originales, estructurado en base a cada aspecto de su producción.
Sin perder de vista el carácter inclasificable de su obra, esta muestra pone de relieve su búsqueda permanente de nuevas estrategias culturales y hasta qué punto sus proyectos vienen determinados por dos aspectos fundamentales: la estructura y el lenguaje, que constituyen las directrices de sus creaciones, influidas por su formación literaria, siempre presente en sus trabajos aunque en permanente conflicto. Esta dualidad se corresponde con el título de la exposición, Querido lector. No lea, que alude al díptico de Ulises Carrión del mismo nombre, e ilustra su ambigua relación con la literatura, el tema recurrente en su obra.

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Encuentros de poesía visual

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