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miércoles, 2 de abril de 2014

elegía y lluvia

Me enteré anoche que Ana Santos, la editora de El Gaviero, murió el lunes, a los 41 años. Es una noticia terrible. Ni siquiera sabía que estaba enferma, a pesar de que podía intuirse algo en un poema del último libro de su hija, Luna Miguel. Deja en mi corazón un recuerdo eterno. Allá, en 2008 me publicó Fragmentos de cal, que prologó el doctor Ricardo Senabre. Pasé dos días hermosísimos en esa ciudad tan desconocida visitando El Cable Inglés o la librería Picasso. Estaré siempre en deuda con esta musa de la poesía, con esta mujer valiente y bella. La luz que desciende por los párpados lleva su nombre.

(sic) Desde Almería, Ana Santos llevó a cabo una labor más que interesante al frente de una editorial muy personal que publicó a muchos autores apenas conocidos, entre ellos yo, que encontraron en ella su oportunidad. Escritores que intentan publicar sus primeros libros lo han logrado al fin gracias a la sensibilidad y generosidad de Ana. Centrada en la poesía, aunque con varios libros de relatos en su catálogo, en El Gaviero -que cumplió diez años hace apenas un mes-, gracias al empeño de Ana Santos, publicaron libros autores como Raúl Quinto, Juanma Gil, Juan Pardo Vidal, Ana Tapia, Sara R. Gallardo, Harkaitz Cano, Javier Corcobado o María Eloy-García, entre otros. La vida de una editorial es su catálogo, y quizás con la muerte de Ana Santos también esa vida editorial haya acabado. Pero queda el gesto, la belleza, la palabra. Mil gracias, Ana, de todo corazón. Mi próximo libro, que está en prensa, está dedicado a ti.

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